Si no mal recuerdo la frase "el que paga manda" era un estándar a la hora de ofrecer servicios, cuidar a los clientes, atenderles correctamente, ser agradecidos por su preferencia, resolver con prontitud y eficiencia todas sus inquietudes o molestias, eran los mandamientos de los prestadores de servicios y/o productos. Sin embargo, tanto usuarios como empresas hemos olvidado esta frase que respaldaba nuestro poder adquisitivo y el lugar que merecemos como clientes, y se ha convertido en en todo lo contrario, "el que paga obedece/calla/no importa", o ¿acaso no lo han notado?
En noviembre de 2012 pase por una experiencia con Telcel que me provocó compartirla a través de este blog, escribí el post "¿Cómo cancelar su plan de telcel? con la única intención de hacer de conocimiento público -¿qué más público que internet?- el proceso por el cual pasé para cancelar un servicio que consideraba malo y caro, y debo aclarar que fue únicamente mi opinión personal, además del trámite la que expuse en ese momento. Sin embargo, y después de leer más de cuarenta comentarios, cuarenta y cuatro likes en fb y tener más de cuarenta y siete mil visitas en esa publicación, no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza la pregunta ¿Qué fué lo que pasó con "el que paga manda"?
No se si a los mexicanos nos cuesta trabajo quejarnos, o solo somos buenos para enojarnos y hacer berrinche, pareciera que el esfuerzo invertido para ganar dinero se olvida cuando llega la factura del corporativo y no nos queda otra más que pagar, o incluso ni nos da curiosidad ver cuanto y porque, cargan cada mes a nuestra cuenta o tarjeta de crédito la cantidad acordada como renta mensual, y no solo hablo de telefonía, tenemos también televisión de paga, luz, agua, gas, y cualquier cobro que mes a mes se tiene que cubrir a riesgo de quedarnos sin el preciado servicio, pero eso si, no fuera que vayamos a un mercado -de esos tradicionales que hay en cada colonia- y nos quieran vender alguna fruta o verdura de no muy bonito aspecto porque de inmediato pedimos que nos den algo mejor, e incluso hasta regateamos unos cuantos pesos de descuento en compras por volumen (de 2 o 3 piezas).
Por otro lado hay un efecto extraño cuando de dinero y apariencias se trata, ¡qué pena si vienen visitas y nos cortaron el cable!, ¡pecado mortal si nos marcan al celular y esta suspendido! o traer un teléfono de hace unos años, de esos que aún tienen teclado, porque, ¿qué van a decir?, "se ve mal". Pero seamos honestos, ¿cuál es la necesidad de traer lo último en gadgets?, o pagar por un servicio que no sabes cuanto te cobra y estar sufriendo cada mes al corte de la tarjeta porque no sabes en que se fue toda la quincena, o peor aún, contratar un servicio caro que no necesitas porque no tienes ni idea de cuanto requieres cada mes, ¿les ha pasado?, aún no conozco a alguien que me asegure que necesita más de 100 sms en su plan celular o 4GB en transferencia en un teléfono que a duras penas soporta whatsapp, facebook y twitter, o que usando aplicaciones móviles requiere de 1000 minutos de telefonía para hablarle a sus 3 contactos frecuentes y siete más con los que se mensajea, o que para usar Office y sus 'poderosísimas' herramientas requiere 8GB en RAM y un procesador de 8 núcleos.
Lo que realmente se ve mal, y se siente peor, es no darse cuenta y llega a fin de mes contando los pesos y estirando las quincenas, en los peores casos pidiendo prestado con promesa de pago a la próxima quincena, si bien dicen que "como te ven te tratan", no hay que olvidar que "el que paga manda", sin importar incluso si no traes cartera, pero antes de cualquier otra cosa, informarse, tomarse el tiempo de leer los contratos y aprender a calcular los servicios que uno necesita, no hay nada más fácil que empezar con los servicios "básicos" y más económicos e ir incrementándolos según la necesidad, siempre y cuando "no afecte su economía" como dicen los que venden en el metro; todas las compañías de servicios con gusto aumentan los paquetes vendidos y te cobran comisiones por reducirlos, entonces, a fijar un tope de subida empezando por lo mínimo indispensable.
Contratar los paquetes básicos de cualquier servicio no te hace ver "pobre"; pobre te quedas al contratar los non-plus-ultra y no poder pagarlos y peor aún, desquitarlos. Me gusta una frase al respecto que dice "uno no se hace rico firmando cheques", y es verdad, no recuerdo en que capítulo de los Simpsons, película o libro la encontré, pero viene a mi mente cada que tengo que pagar por un servicio y entonces me fijo en lo que me cobran y averiguo si es adecuado a lo que me ofrecen, no se ustedes pero prefiero tener dinero en el bolsillo (colchón, cuenta de banco, cochinito o lo que usted guste), que andar rindiendo tributo a una marca a la que no le hacen falta mis centavos.
Para terminar con este post, un comentario final, quejarse funciona, si no estas de acuerdo con un servicio hay medios y canales para reclamar, si no les hacen caso está la PROFECO, y sí aún así no hay solución, compartan su experiencia para que los demás se informen antes de firmar un contrato que pocos se toman la molestia de leer, por lo general evitamos realizar trámites por flojera o desidia pues creemos que vamos a perder horas o días para ir realizar el trámite, y tal vez sea así (en los peores casos), pero si no lo hacemos entonces no podemos pedir que las cosas sean distintas y los servicios mejoren, aquel que no hace nada al respecto para obtener una mejoría en sus servicios o productos, da por entendido que acepta lo que le dan al precio que le dan, quejarse con los amigos y familiares no le va a regresar lo invertido ni a reparar el accesorio dañado, comencemos a poner en práctica el dicho "el que paga manda", pero con quienes pueden hacer algo al respecto, no con las señoras del mercado.