lunes, 23 de marzo de 2015

algo falta

La práctica hace al maestro o por lo menos lo hace menos bruto a uno, sobre todo cuando se trata de mujeres, aprendes a cerrar la boca cuando sientes una de esas miradas retadoras a que hagas lo contrario, a acercarte lentamente por un beso en la mejilla cuando sabes que vas a desviarte por ahí de unos 5 centímetros según sea necesario, a recordar cosas importantísimas (para ellas) como el nombre de sus papás, las flores que le gustan y hasta el chunche que vieron en el aparador de la tienda aquella vez que no quedó otra más que ser acompañante resignado en un domingo que no hubo mejor pretexto más que despegarte del sillón y apagar la televisión.

Cosas como las anteriores muchas y de temas variados, así uno no se aburre, la cosa se complica y sube de nivel si se le ocurre salir con más de una -cabe aclarar salir no significa "andar" ni tampoco algo que se considere una relación- y entonces hay que recordar y no mezclar, parafrasear aquellos bonitos versos, alegorías y metáforas cuando una no inspira nuevo material, peor aún, cuando por más entusiasmo, ganas e interés puede haber, resulta en fiasco cuando la plática deriva en temas tan absurdos como zapatos o lo mucho que conocen sobre algo verdaderamente insignificante (si es que los zapatos no lo fueron).

Entre beso abrazos y singulares arrumacos, uno se va adiestrando en otros menesteres, si abre la boca mucho o muy poco puede ser un ejemplo que se puede mal interpretar, sin embargo es útil darse una idea cuando después de un beso sientes la necesidad de pasar una servilleta por tu cara, lo demás es menos importante.

A mi me lo advirtieron, estudiar un posgrado te puede afectar la vida social, por no decir que la amorosa por igual, las pláticas comienzan a necesitar un nivel decente para poder pasar de los 10 minutos divagando sobre la importancia de beber o no otra cerveza, para llegar a temas más relevantes que puedan ser objeto de pretexto para una segunda visita o encontrar un mejor lugar para escuchar a tu interlocutora, lo difícil es hallar con quién pasar por todo ello.

De pronto la ortografía se vuelve importante, la manera de hablar, la coherencia en los argumentos ideas y descripciones, un vocabulario amplio además de correctamente empleado, conocimiento compartido y por compartir, libros y cafés, cerveza y risas, bonitos ojos y mejor cuerpo, risa perfecta y cuello exuberante, de todas no hago una, pero todas son parte de lo que quiero, solo algo falta.

Algo falta, sin duda, salidas, cervezas, pláticas, besos y noches en vela no son suficientes, solo divertidas y aleccionadoras, relajantes y placenteras esta por demás hacerlo notar -demasiado tarde-, me pregunto si te habrás llevado algo que le daba sentido a aquello que antes solo era entretenido, ahora necesito algo más complicado, si sabes ¿qué es? y aún lo tienes, ¿me lo devuelves?


martes, 10 de marzo de 2015

volver a empezar

Tuvo que pasar más de un año para no encontrarme con tu recuerdo en los momentos más inoportunos de mi vida después de ti, y cuando me doy cuenta ya no dueles, no haces falta, eres tan sólo el recuerdo que hubo un antes y vivo en lo que siguió a eso, una pausa, unos años, tu y yo.

Deje mi vida en pausa por un tiempo, ahora me doy cuenta que era porque no había que dar, todo se había ido contigo y me quedé vacío, tenía que volver a empezar y no hay cosa más complicada que encontrarse con un borrón y cuenta nueva cuando se trata de ofrecer algo propio, algo que valga la pena compartir.

¿Porqué me acuerdo tanto de ti? ¿porqué te dejo en estas letras? ¿para qué?, no tengo una buena respuesta, supongo que te agradezco más de lo que te extrañe, me diste un motivo para seguir alejándome de ti, un propósito que hoy está claro, y aunque es simple de decir, escribir o pronunciar en la práctica es lo más complicado que hay, quiero algo mejor que nosotros dos, algo mejor que aquello que nos antecedió, algo más grande que sólo en mi imaginación puedo inventar, algo sólo para locos y con grandes letras rojas iluminadas con neón que advierten del peligro de cruzar al otro lado, algo para lo que no fuimos buenos juntos.

Por otro lado y con menos imaginación, te escribo porque después de ti no ha pasado nadie (hasta hace unos días) que me despertara el interés por escribir, ese que tantas noches motivaste, desvelaste y recreaste con tus lecturas, me hacia falta una musa, un deseo y un sentimiento que me recordara que esto es solo un reflejo de la vorágine en mi cabeza, así como de la falta de congruencia de mi corazón.

Adiós, hasta luego, gracias y bienvenida de nuevo, ya no como musa, si como una historia más que puedo contar sin pena ni gloria, solo un momento más que precede a lo que está por venir y se asoma solo para advertirme y recordarme que es mejor el juego que la meta, que es más entretenida la persecución que conquistar el objetivo, que hay más que vivir y contar cuando se intenta que cuando se posee, te aburre y se te olvida que lo motivo todo en un inicio.

Me extraño contigo, me anhelo con ella, me divierto con ninguna y cada día que me levanto, encuentro la oscuridad en mi que me motiva a volver a empezar, perseguir, correr, tomar y soltar de nuevo, porque no quiero perder nada que me pueda provocar no ir de nuevo tras ella, un día a la vez, todos los días, hasta que no pueda seguir más.


miércoles, 4 de marzo de 2015

tres latidos

Con la taza de café casi vacía solo puedo concentrarme en lo que recuerdo de anoche, por fortuna es casi todo o al menos eso creo, de un ¿para dónde vas? a un "yo te llevo", después de cerca de 6 horas o más platicando de cualquier cosa, preguntando con toda la intención de encontrar algo en común, cambiando de tema según su expresión, dejándonos llevar por algo tan simple y a la vez tan poco frecuente que me molesta no haberlo hecho antes, aunque ahora me congratulo por no dejarlo pasar, sólo sugerir, preguntar, armarse de valor por 20 segundos e invitarla a tomar algo.

Tenía todas las de perder o al menos eso pensé al momento de sugerir cambiar el rumbo y decir "cerveza", su cara no expresó nada hasta un par de segundos después respondiendo con un ¿porqué no?

No puedo describir mejor la noche que con el título que acompaña este texto, tres latidos, fueron ellos los que me advirtieron del momento correcto para los tres sucesos con los que me quedo, y aunque por momentos al final de la noche mi ritmo cardíaco se nivelo a la fuerza de aquellos, solo recuerdo la intensidad de esos que me dieron mi Q para tomar acción.

Aviso número 1

Me gustó desde el primer día que la vi, sin embargo en ese momento ni disponibilidad o manera de interactuar era posible, cada que encontraba oportunidad me acercaba solo para saber algo de ella, no siempre con éxito ni con información relevante, por eso al momento de ver que se iba aproveche para acompañar su camino que por suerte era el mío -seguramente hubiera hecho lo mismo incluso si no hubiera sido así.

Con poco que conversar, tome algunas calles que conozco de memoria por aquellos lugares de donde fui un fiel parroquiano aprovechándome de su poco conocimiento de la zona, mientras caminábamos cerca del que tengo más historias, recibí el primer aviso, veinte segundos nada más, posiblemente menos, nuestra plática parecía estancada y las probabilidades no se veían prometedoras, así que solo lo solté: ¿y si vamos por una cerveza?

Aviso número 2

La cerveza fue un éxito, a las primeras le siguieron otras, mezcales, más cervezas, plática de cualquier otro tema y por fin, información valiosa, acompañada de constantes roces, tocarnos tímidamente parecía algo simple, pero cuesta trabajo no hacerlo torpemente y de forma evidente, solo un poco, de la nada había un vínculo de dos extraños en la barra de un bar, mientras por alguna razón que aún no entiendo, recibíamos cerveza gratis, lo más extraño es que no era la primera ocasión que pasaba algo así, solo que en ese momento no lo recordaba.

El segundo aviso llegó tan inesperado como el primero, para entonces sentados uno frente al otro, ya no eran importantes los tragos, ni mi hipótesis a comprobar si el orden de los factores altera el resultado para el día siguiente (experimento basado en la cerveza y el licor). Fueron más de 20 segundos, eso estoy seguro, siempre doy una explicación que ponga en contexto la ridiculez que estoy por cometer, no se si funciona, pero al parecer es menos dramático porque parece que estas hablando de cualquier otra cosa,

Puesto en evidencia, contextualizado -por decirlo de alguna manera- lo único que quedaba por decir fue simple, "me gustas, mucho realmente, no me preguntes porque, es lo que hay".

Aviso número 3

Nos cerraron el lugar, para variar me encontraba en el mismo bar que una y otra vez desalojaba hasta el final, dos y media, tal vez tres de la madrugada de un miércoles, algo temerario para alguien que ya no soporta mucho las resacas y tiene que trabajar temprano, pero no dudaría un segundo en volver lo a hacer, sobre todo con ella.

Caminamos sin mucho rumbo, buscando transporte o al menos ese era el pretexto, yo sabía perfectamente dónde estaba pero quería extender más su tiempo conmigo, tomé el camino largo y ella tampoco pareció darle importancia, de la mano, seguimos unas cuadras más hasta que el tercer aviso llegó.

Frente al parque, menos de veinte segundos supongo, una pausa, fue una ausencia de latido, un paro cardíaco de un instante, darme cuenta que ese era mi Q, mi entrada, ya no podía perder nada, solo su compañía hasta otro momento que quizá no llegue, lo único que teníamos era el uno al otro y eso era lo importante, un beso, su aroma, su cuello, su cuerpo cerca del mío y su respiración agitada.

No se cuanto tiempo más paso, no se cuanto más pasará o si siquiera hay una posibilidad de volver a salir, sin avisos ni advertencias, confiado de querer más, de recuperar no lo que perdí, no lo que gané, simplemente, de quitar la pausa que dejo esa ausencia, ese tercero que no llegó pero se hizo presente y confiado me recordó, lo mucho que me gusta que mi corazón deje de latir.


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Estoy de vuelta.