martes, 9 de marzo de 2010

Inmunidad

Cuando mientes repetidamente, te vuelves inmune a tus engaños, se hace algo instintivo y la verdad puede desaparecer de una manera tan sencilla como mentir por primera vez.
Cha.

Mendacidad Inmune

Sentir lastima de alguien es uno de los sentimientos más repulsivos que pude descubrir, sobre todo, si yo era el portador de la pena que generaba esa sensación en los demás, las miradas y los gestos de apoyo "incondicional" en las peores situaciones era algo que no podía soportar, con el tiempo pude ir encontrando una forma de canalizar ese malestar cada que mis familiares, conocidos y amigos se enteraban que pasaba por una mala temporada, -lo que les generaba esa empatía enfermiza y síndrome de Florence Nightingale, que con ojos misericordiosos te dan una palmada en el hombro, te abrazan y te dicen que pronto las cosas estarán mejor-,  reunía todo mi ingenio y capacidades histriónicas para inventar alguna mentira que me liberara de tal situación, lo que en esos momentos a mi parecer era un "ganar-ganar" tanto para los empáticos que sentían que en su labor y esfuerzos por mínimos que fueran habían logrado su objetivo y yo me liberaba de sus buenas intenciones que me revolvían el estómago, lo que no sabía es que me estaba convirtiendo mi salida del suplicio en mi nueva forma de afrontar la vida, era sencilla, práctica y se perfeccionaba cada vez que era aplicada, incluso con las cosas simples o que no me generaban alguna incomodidad.

Para cuando me había dado cuenta la mitad de mi vida se basaba en hechos ficticios, contados con tanta naturalidad como si en realidad pertenecieran a mi pasado que poco a poco se iba desvaneciendo para dar paso a la construcción de uno completamente nuevo y mejorado, y en una de tantas pláticas con amigos en una de las fiestas de la universidad la conocí, no se como ni porque se acerco a nuestra conversación donde yo exponía con lujo de detalles uno de mis pasajes imaginarios ubicado años atrás, me miraba atentamente y difícilmente apartaba la vista mientras yo estuviese hablando, tuve que detener mi narración porque llegó un momento en el que me distrajo tanto que comenzaba a perder el hilo de mi propia historia, los demás empezaron a hablar entre ellos y yo sólo me quede mirándola, ella tampoco aparto la vista lo que nos permitió iniciar una plática solamente entre los dos, procuré no tocar ningún tema importante y mucho menos hablar mucho acerca de mi y mi pasado, ya una vez había logrado distraerme lo suficiente como para que pudiese darse cuenta de mi farsa y mientras no supiera como superarlo no me podía dar el lujo de arriesgarme a ser descubierto y menos por una completa desconocida.

Por los siguientes meses nos frecuentábamos en las horas que ambos teníamos entre clases, para ella yo era un completo misterio, de mi sabía lo mínimo mientras ella me contaba cantidad de relatos acerca de su familia, amigos y sobre todo de ella, a lo que prestaba atención, siempre me gustaron las historias, tanto que yo inventaba las mías y las hacia parte de mi vida.

Con el tiempo su afinidad hacia mi, me era totalmente incomprensible, a menos que su curiosidad fuera más fuerte que su cordura como para estar a lado de alguien que le habla lo mínimo sobre si mismo, como sea nunca insistió en querer saber más de lo que podía sacarme en nuestras charlas, siempre me decía "no insisto porque te doy tu espacio, cuando quieras contarme algo sabes que te voy a escuchar", pero para mi sus palabras sonaban como una advertencia de que conocía más de lo que yo mismo podría saber, pues que de mi vida era real, si mi pasado estaba saturado de incongruencias en tiempo y espacio, sólo que nadie se tomaba la molestia de poner la suficiente atención cuando yo contaba cualquier cosa sobre mi, y es que realmente, cuanta atención le ponemos a los demás cuando nos cuentan su vida, sus secretos o simplemente lo que hicieron en el día, estamos más al pendiente de ser escuchados aguardando que nuestro interlocutor cierre el pico para poder expresarnos sin importar si nos va a pagar con la misma moneda.

Con ella me volví más cuidadoso, comencé con historias simples y en ocasiones solo "adornaba" algunos pasajes del pasado cercano, pero real, lo de días anteriores, tal vez semanas o meses, pero por más que intenté no pude mentir sin descaro como lo había hecho hasta el día que la conocí, no se ni porque ni como ella se enamoró de mi, me confesó su afecto con una explicación que jamás olvidaré, y aunque podría escribir cada palabra que usó lo que más recuerdo fue "no me interesa tu pasado, solamente lo que eres ahora, lo que eres conmigo", tras una pausa y con sorpresa, me aleje de su lado y sin decir palabra la deje ahí, esperando una respuesta que nunca llegaría, que sin duda no volvería a buscar de nuevo después de mi patanería, y es que no podía dejar de pensar en cómo era posible que pudiese querer a alguien sin saber que su pasado pues justo eso es lo que hace a una persona quién es, tal vez no determine su futuro pero si su identidad, su presente, y a pesar de que en realidad si me gustaba, el problema es que no podía dejar que se enamorará de algo que para mi ya no existía.

Con el pasar de los años solo puedo pensar que en verdad si la quería a mi lado, pero solamente le pude expresar lo contrario, creí más en mi mentira y desvirtué mi realidad, mi identidad, mi presente era un remedo de si, difícil de identificar y por lo tanto fácil de evitar, aunque en su forma de intentar querer a alguien llevaba implícita una necesidad de vivir engañada, supongo que éramos tal para cual.

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10-03-2010 1:15am (aprox)
anoche soñé algo así... aunque la frase del inicio la escribí hace un año aprox.
es muy extraño recordar mis sueños, cada vez eso se hace más frecuente...

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