Me costó trabajo pensar un un saludo que valiera la pena, es complicado enfrentarse a una pantalla en blanco durante la primer hora que debía estar dedicada al trabajo, sin embargo, la idea no me dejaba empezar con las labores del día.
En un texto borrado, releído, mal escrito y vuelto a redactar, se fueron dudas, esperanzas, deseos con recuerdos ambiguos, acompañados de un "hola", que en cuatro letras dicen nada y a la vez mucho pero sin sentido para los demás, a menos que lo expliques, pues si todos dijeran lo que lleva cada idea, cada palabra detrás, no solo serían conversaciones de horas, tal vez nadie tendría amigos o relación con otro ser humano, pues en un buenos días, cabe la mentada de madre de la vecina envidiosa a la otra más joven y con el esposo menos panzón, o el famoso mal de ojo, de la familia política cuando uno estrena algo y ven a la pareja con las mismas "garritas" de la última visita.
Y con la misma velocidad que se fue la explicación no pedida para un saludo, vino después el silencio, sin prisa, sin ánimo y con la actitud de un bote pateado, un silencio no precisamente forzado después de un texto ligeramente azotado, con sus toques de needy, tarde me di cuenta pero el daño ya estaba hecho, demasiado texto para tan poco resultado.
Regresando a la realidad y después de ver las cosas fríamente, recuerdo que las cosas son más sencillas, todo radica en aquello que se conoce, a tal grado que la sabiduría de un pueblo cabe en sus dichos populares, el interés tiene pies, o, más sabe el diablo por viejo que por diablo, y más cercano a mis tiempos, de manera más abstracta y en particular cercano a mi vida, si dudas no hay duda,esas frases que no necesitan caracteres de más, aunque choteadas, efectivas.
Uno puede interpretar un silencio como mejor le convenga, para mi solo hay de dos tipos, el sintomático, que es de los que vaticinan, da la premonición o simplemente aparecen para tomar aire, y cambiar cuando el tema ya no dio para más, y el otro es el forzado, cuando ya no hay de que hablar o se acabó lo que sea que se inicio.
¿Vaticinio de hasta luego?, ¿premonición de libertad?, ¿liberación?, todas al mismo tiempo, no hay necesidad de contestar pregunta alguna si no hay interés de averiguar, es directamente proporcional a la intención de preguntar, y por ello solo hay silencio, uno pacificador, armonioso y alentador, que te permite pensar, dejar pasar y mantenerte atento para algo más.
Un silencio, es el mejor momento que acompaña al vino, mientras lo interrumpe a momentos, un golpeteo rítmico de las teclas de escriben estas líneas.
Un silencio, es el espacio más amable a la verborrea no pedida, antes que sature el oído e inhiba algo tan simple como un hola, y pero aún, un adiós.
Un silencio, es un vacío, que ofrece una libertad.
Hola.
ResponderBorrar;) hola extraña.
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