era tal vez medio día, posiblemente sábado o domingo, los días habían pasado y estaba perdiendo el sentido de orientación, quizá no era ni de día y mucho menos fin de semana, sin embargo no le importaba en absoluto saber qué día era, ni la hora, lo que mortificaba su alma no correspondía ni encajaba en fechas o minutos, estaba sola, tirada en la cama esperando a que el tiempo atenuara el sentimiento de rencor, de pena, tristeza y desamor ocasionado por una mentira; si, una mentira, cuando niños las mentiras no son más que ligeros engaños a las que recurrimos para evitar alguna represalia de nuestros padres por nuestras travesuras, o cuando realmente deseamos algo y hacemos lo imposible con tal de que se cumpla aunque tuviéramos que prometer lo imposible, como hacer la tarea, dormir temprano o sacar buenas calificaciones, pero ahora, muchos años después justificamos nuestras mentiras incluso por clase, las blancas, las bien intencionadas, las que son solo omisión de la verdad y las peores: las mentiras piadosas.
lo que deberíamos tener presente cuando comenzamos en el oficio de mentir, es que se puede volver un hábito peligroso, y que una mentira mal contada solo te lleva a una consecución de las mismas hasta que son insostenibles y en ese momento o te confiesas como buen pecador arrepentido dándote golpes de pecho con toda la coreografía o terminas inventando una historia que supera a las demás, las justifica y te eleva de nivel hasta ese momento desconocido del cinismo al que uno puede llegar con tal de salir ileso y sin poder marcha atrás, ahora habría que defender la mentira como verdad absoluta cueste lo que cueste, y esa precisamente era la situación en la que se encontraba después de su primer mentira piadosa que tendría que defender a capa y espada con tal de no demostrar a quienes por primera vez se interesaban por ella sin pretensión alguna, su verdadera naturaleza, todo aquello por lo que había trabajado, fingido, vivido y superado estaba en riesgo, pendiendo de un hilo tan delgado como lo que quedaba de verdad en sus palabras.
no tenía noticias de la persona por la que se encontraba así y no sabía si las quería, es más fácil y confortable vivir en el desconocimiento de lo que sabes será una mala noticia pero la vida se encarga de llevártela lo más rápido posible, nunca debió acceder a sus demandas, a sus solicitudes cada vez más cordiales para ir a tomar un café, tampoco debió cambiar de opinión y en vez de café beber un par de botellas de vino, mucho menos debió acceder a la sutíl invitación de acompañarlo a su casa y bueno, ni hablar de la de quedarse a dormir, pero lo hecho, hecho esta y hay que seguir adelante, el problema no fue pasar la noche juntos, si no un detalle que podría pasar como insignificante a la vista de los demás, una frase que durante la noche y en el calor de las pasiones escapó de su boca, la dijo tal vez porque era la única frase que nadie le había dicho y quería sentirse realmente completa y amada aunque fuera por el extraño que estaba encima de ella, completamente realizado por el éxito de su misión de semanas de invitaciones infructuosas y esta vez a la primera el objetivo había sido asegurado.
ahora, días después, al darse cuenta que lo que había sucedido no fue un acierto pero tampoco precisamente un error, y que la mentira no fue lo que le dijo mientras pasaban la noche juntos, si no la excusa que tuvo que poner para ausentarse de su casa enfermando a una tía lejana que llevaba muerta posiblemente un par de años, pero su pareja lo desconocía, quien iba a pensar que todo iría tan lejos, y que ahora el rencor, la pena, la tristeza y el desamor se presentaba por qué no pudo defender su "verdad" y la prueba de embarazo había salido positiva, del sujeto de aquella noche, simplemente no recuerda que paso como buen caballero, de armadura resplandeciente y caballo charro...
"solo que como los caballos charros, si no tienen buen jinete se echan a perder"
Me gusto en GRAN parte porque me vi reflejada , JAJA las mentiras apestan , pero la verdad en ocasiones merece ser maquilada jajaja...
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